Adiós Girls o cómo una serie cambió la forma de ver a las mujeres en la TV

Quizás este no fue el final que esperábamos para Girls, quizás nos defraudó, sin embargo  no es así estructuralmente, ya que desde el episodio ocho de esta temporada Lena Dunham va despidiendo a cada uno de los personajes de la serie.

En What will we do this time about Adam? hay un precioso cierre de Hannah y su relación con Adam: eso que fue en el recuerdo, la intimidad, las ganas de un nuevo compromiso que nunca será. El episodio recuerda que los recuerdos de tu ex pareja en tu memoria te dan  certeza de cuánto de lo que dice hoy en día es real y cuanto no. Es así como después de un idílico pero a su vez irreal día con Hannah donde se lo prometen todo, Adam vuelve a Jessa. A Adam le pudo la nostalgia por Hannah pero no la realidad.

 

 

En esel mismo episodio también nos despedimos de Ray. El personaje más longevo y quizás más maduro de todos en Girls, por fin encuentra a alguien que lo escuche sin ser eternamente interrumpido por mujeres histéricas.

En el episodio nueva, Good bye tour, nos revela un secreto a voces: no todas las amistades hermosas de nuestra juventud perduran. Shoshanna se encarga de revelar la molestia en un encuentro de todas las girls en el baño. El episodio revela que las amistades  cambian, crecen, otras mueren y termina convirtiéndonos en desconocidos. Sin embargo, Dunham nos da un poco de final feliz, un último baile, ese que nos une por todo el tiempo que compartimos conociéndonos como amigos, respetando el vínculo.

 

 

Latching, es el capítulo final y cierra la historia de Hannah y Marnie, principalmente de la primera. No es de extrañar que en toda la última temporada Hannah fuera creciendo y madurando, sin embargo, en este último episodio Hannah vuelve adolecer y debe ser aleccionada por su madre mientras que Hannah pasa por un episodio de pánico al no poder alimentar a su recién nacido, el pequeño Grover. El capítulo cierra como su nombre indica, anclando la relación madre-hijo -Hannah-Grover-, cerrando un círculo, ese mismo que se abrió cuando los padres de Hannah en una cena le informaban oficialmente que ya no la mantendrían más económicamente para que de esta forma pudiera madurar.

Girls es el reflejo de mi generación, de los millennials. A Girls se le debe dar crédito por hacernos odiar a sus personajes por vernos reflejados en ellos, además de exponer  conflictos que conllevan un debate amplio en la sociedad actual. Cuando Girls se estrenó en 2012 era una comedia dramática sobre cuatro mujeres en sus 20 y pico de años en busca del trabajo soñado y el amor en Nueva York. El piloto nos sonaba a Sex and The City pero era más que eso, Girls fue elogiada por su franqueza al tratar abiertamente la sexualidad real, al ironizar sobre la angustia de los millennials, al debatir sobre la falta de diversidad en diferentes áreas de la sociedad americana y -una de las más importantes para cualquier mujer-  desmitificó la belleza del cuerpo femenino en los medios de comunicación e instauró a fuerza de desnudos de Lena Dunham la visibilidad y aceptación de los cuerpos reales.  

Si en algún momento odiaste a Hannah y su reflejo en su intérprete-creadora, Lena Dunham, todo tiene sentido y esta última temporad de Girls demuestra que todo estaba fríamente calculado. Gracias Girls, ahora solo nos queda esperar una serie esta generación que ya llegó a los 30.

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