Cuando se está en pareja convencionalmente se establecen ciertos códigos absurdos que nunca he entendido. Más de una vez he escuchado frases como: “¡No! Él no ve porno, a él no le hace falta” o “eso es de enfermos y adictos al sexo”. Y yo luego de semejantes sentencias, me río, por no llorar.
por Angelines Padrón
No sé qué me da más tristeza, si la ignorancia o la ingenuidad de las personas. En cualquier caso, la situación empeora cuando tratas de explicar que la masturbación es algo tan natural y que ver porno es, algo así, como leer un libro para quedarse dormido y educarse al mismo tiempo. Sin embargo, las respuestas no dejan de sorprenderme, sobre todo, porque al parecer, lo común es pensar que tu pareja (sobretodo si hablamos de hombres) es incapaz de ver porno, porque ya te tiene a ti, la última Coca-Cola del desierto.
¿Es posible que el colectivo femenino tenga esta mentalidad aún hoy en día? ¿En serio? Me niego a creer que el mundo es un lugar tan triste. Y si es así ¿dónde quedo yo? ¿en el grupo de los pervertidos que les encanta ver porno? Entraré en la lista negra de masturbadores compulsivos porque escucho a mi cuerpo y le hago caso siempre que me lo pide. ¿Qué destino me espera? ¡A la hoguera!
Bromas aparte, me preocupa esta realidad. No me gustaría pensar que las siguientes generaciones de “noviecitas” se autoengañen de esta manera. Porque, en serio ¿cuál es la finalidad de este pensamiento? Sólo demuestra un pobre trabajo personal, niveles escasos de respeto a sí mismo y tiempo libre de sobra. ¿Dónde aprendemos estas pautas de comportamiento tan incoherentes?
Por tonto que parezca este planteamiento, es una realidad que nos atañe. No sé si tiene que ver con una educación sexual escasa o inexistente, o simplemente, por seguir patrones vistos en casa en los que el comportamiento femenino se decanta por los celos, la posesión y la manipulación (OJO: que con esto no digo que este comportamiento sea sólo de las mujeres; simplemente lo aplico al tema que estoy tratando). Nos movemos en una red que ha sido tejida por muchos pero podemos salir de ella y tejer una propia.
Ver pornografía no te hace menos persona, no te convierte en un enfermo(a), no te hace un maníaco, no. De hecho, con el porno es muy probable que descubras muchas cosas que no sabías que podían gustarte, y eso, es simplemente maravilloso.
Ahora, sólo te pido un favor. Deja todo lo que estás haciendo, entra a tu página porno favorita y ríndete un homenaje. Porque, tu novio SÍ ve porno, como tú.