Hace unas semanas durante el festival Kosmópolis se exhibió Gabo: la magia de lo real dirigido por Justin Webster y, entre el domingo pasado y mañana, se estrenará a través de diferentes medios para España y Latinoamérica.
En la pieza de Webster, Juan Gabriel Vásquez conduce el recorrido a través del Magdalena para llegar al origen de Macondo. El guión parece seguir el trazado que Jon Lee Anderson, ha dejado plasmado en The Power of García Márquez, y que luego fue recogido en un libro de crónicas editado por Anagrama bajo el título: “El dictador, los demonios y otras crónicas”.
A través de las imágenes de la violenta historia colombiana recorremos la biografía que como testigo de excepción, el joven costeño comienza a plasmar en sus narraciones. El oficio de periodista del cual jamás se apartará, le permite coquetear y acercarse al poder, recorriendo los itinerarios que las noticias revolucionarias iban demarcando: Cuba, México, París, Venezuela, Estados Unidos o Europa del Este.
El realismo mágico, es una forma narrativa de sublimar la maldición colombiana de la violencia. Partiendo de la tradición oral, Gabo nos deja la supersticiosa herencia de sus antepasados. Sin embargo, la narración biográfica documental de este escritor es contada por políticos protagonistas de finales del siglo XX. Imagino que los políticos norteamericanos, colombianos y cubanos son muy cultos, y quizás, los mejores lectores de la obra. Me resulta curioso que sus amigos sean los políticos y, por supuesto, los periodistas.
Siempre he pensado en la generosidad latinoamericana, que ha donado miles de vidas jóvenes a las causas capitalistas y comunistas de los últimos cincuenta años.
Pareciera que la utópica ingenuidad de Gabo (si algo así puede pensarse), le permitió convertirse en bisagra del poder, abonando su incesante deseo de pacificar. El estreno del documental, coincide con el acercamiento entre Cuba y Estados Unidos, que en la magia de lo real, pareciera ser otra de las contribuciones del joven costeño. Se suma también la etapa que vive el conflicto armado en Colombia, donde quizás algunas líneas de “Noticias de un secuestro”, “El general en su laberinto” o “El otoño del patriarca” por mencionar algunos, han sido la excusa perfecta para poder hablar en la Habana o en otros destinos acerca los combatientes, de las víctimas se habla poco, esas ya se han llorado.
Algunos han afirmado su sorpresa, al ver cómo un muchacho proveniente de las tierras de la miseria, logra esa mágica calidad narrativa. Un ejemplo de como la desgracia pone a prueba la supervivencia y quizás sea una guía para adentrarnos más en la experiencia del narrador. Conrad daba cuenta de su vida de marino. Kertesz de su vida como judío atrapado en el nazismo y luego en el comunismo. Herta Müller, luchando con su máquina de escribir en las apartadas oficinas de un factoría, para sobrevivir al régimen. Gabo como tantos otros estuvo acechado, su capacidad de sublimar, le permitió transar. Es curioso cómo Herta Müller nos habla del compromiso de falsear la realidad por parte de los estados totalitarios, y somos testigos de otra forma de falsearla mediante la narrativa para sobrevivir.
Al finalizar, mi pregunta se convierte en afirmación. Por donde se mire, asistimos en efecto a un documental militante.
Tanto temía a la muerte que los años le acompañaron. Se le fue la memoria para poder morirse.
Información complementaria Gabo: la magia de lo real:
- Discovery Chanel estrenó el documental el 12 de abril.
- Canal Plus anuncia su estreno el 15 de abril, para el primer aniversario de su recuerdo.
- Netflix España desde Mayo de 2018
- Web del documental